Ultimamente, parece que la Administración entiende que son posibles los errores humanos.
Por un lado se han adjudicado, a la Infanta Cristina, la venta de 13 propiedades, que tanto los Registradores como los verdaderos propietarios, aseguran que les pertenecieron durante años y que en ningún fomento formaron parte del patrimonio de Dª Cristina.
Ayer mismo, le enviaban el borrador de la declaración de IRPF a una niña de 9 meses que nunca había trabajado, ni siquiera en un anuncio de televisión.
Por otro lado, en Catalunya, salta la noticia de que los alumnos de selectividad, deben de repetir (de forma voluntaria) el examen de matemáticas, por un error en la fórmula de una ecuación y por diversos errores tipográficos.
Pero, ¿que sucede cuando el error lo comete un ciudadano normal?.
De entrada, un error u omisión en cualquiera de nuestras declaraciones, representará la rectificación inmediata, así como la sanción correspondiente, quedando de parte del contribuyente, la carga de la prueba y la demostración de que no ha existido dolo o culpa.
Sin embargo, cuando es la Administración la que comete un error, este se califica, de forma inmediata, como de error humano (errare humanun est) y no deriva ninguna responsabilidad.
¿Que sucede en las empresas?
Un error humano puede acarrear pérdidas importantes para una Compañía y normalmente se investigará, depurando las responsabilidades pertinentes y poniendo al sujeto "de patitas en la calle".
Es difícil pensar, en estos tiempos de angustia económica y paro generalizado, que un trabajador pueda cometer un error, por desidia o por no poner los cinco sentidos en lo que está haciendo. Sobre todo si tiene una edad o una cualificación profesional que le va a impedir encontrar otro trabajo con facilidad.
Sin embargo, cuando se tiene el puesto asegurado, cuando la situación económica personal es holgada o cuando la desmotivación es contínua, las posibilidades de que se cometa un error es mas fácil.
ASESORIA CGI, siempre recomienda el cambio de tareas, con el fin de evitar el "aburrimiento", la motivación contínua, en forma de incentivos, aunque no sean económicos y utilizar todos los medios de protección necesarios.
Una cosa es enviar un borrador de IRPF a una niña de 9 meses, por un error humano, otra muy distinta es que se produzcan lesiones, tanto propias como a terceros.
Lo último, es perder la vida en el trabajo, cosa que nunca mereció la pena, si no fue por salvar la de otros.
Por un lado se han adjudicado, a la Infanta Cristina, la venta de 13 propiedades, que tanto los Registradores como los verdaderos propietarios, aseguran que les pertenecieron durante años y que en ningún fomento formaron parte del patrimonio de Dª Cristina.
Ayer mismo, le enviaban el borrador de la declaración de IRPF a una niña de 9 meses que nunca había trabajado, ni siquiera en un anuncio de televisión.
Por otro lado, en Catalunya, salta la noticia de que los alumnos de selectividad, deben de repetir (de forma voluntaria) el examen de matemáticas, por un error en la fórmula de una ecuación y por diversos errores tipográficos.
Pero, ¿que sucede cuando el error lo comete un ciudadano normal?.
De entrada, un error u omisión en cualquiera de nuestras declaraciones, representará la rectificación inmediata, así como la sanción correspondiente, quedando de parte del contribuyente, la carga de la prueba y la demostración de que no ha existido dolo o culpa.
Sin embargo, cuando es la Administración la que comete un error, este se califica, de forma inmediata, como de error humano (errare humanun est) y no deriva ninguna responsabilidad.
¿Que sucede en las empresas?
Un error humano puede acarrear pérdidas importantes para una Compañía y normalmente se investigará, depurando las responsabilidades pertinentes y poniendo al sujeto "de patitas en la calle".
Es difícil pensar, en estos tiempos de angustia económica y paro generalizado, que un trabajador pueda cometer un error, por desidia o por no poner los cinco sentidos en lo que está haciendo. Sobre todo si tiene una edad o una cualificación profesional que le va a impedir encontrar otro trabajo con facilidad.
Sin embargo, cuando se tiene el puesto asegurado, cuando la situación económica personal es holgada o cuando la desmotivación es contínua, las posibilidades de que se cometa un error es mas fácil.
ASESORIA CGI, siempre recomienda el cambio de tareas, con el fin de evitar el "aburrimiento", la motivación contínua, en forma de incentivos, aunque no sean económicos y utilizar todos los medios de protección necesarios.
Una cosa es enviar un borrador de IRPF a una niña de 9 meses, por un error humano, otra muy distinta es que se produzcan lesiones, tanto propias como a terceros.
Lo último, es perder la vida en el trabajo, cosa que nunca mereció la pena, si no fue por salvar la de otros.
Me gustó mucho leer el blog ya que nos recuerda cosas de como debemos de cambiar para mejorar en nuestro negocio, un saludo!
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